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En Burkina Faso, la cosecha y la transformación de las nueces de karité siempre han estado a cargo de las mujeres. Nathalie Ouattara creció rodeada de ellas, y pronto se dio cuenta del extraordinario valor de la manteca de karité, el árbol también conocido como "el oro de las mujeres ", que aporta generosamente sus racimos de frutos para la belleza de las mujeres burkinesas.
Desarrollar una guardería para fomentar el desarrollo de los niños y favorecer la independencia de las mujeres que cultivan la manteca de karité.
Convencida de que esta cultura debe ser valorada, Nathalie fundó Sotokacc, una unidad de producción de manteca de karité en Toussiana, su pequeño pueblo de la infancia, que domina la sabana arbolada. Desarrolló el audaz objetivo de presentar esta preciosa producción a las mayores firmas de cosmética de Europa.
Los numerosos rechazos a los que se enfrentó no hicieron flaquear su determinación, sino que la empujaron a escribir una sentida carta directamente a Pierre Fabre. Conmovido por el espíritu y la pasión impregnados en la carta, decidió reunirse con la joven en persona.
De este inesperado encuentro nació una increíble aventura humana y ética entre Sotokacc y la marca René Furterer.
Así es como, desde hace más de 10 años, participamos en la independencia económica y social de 2.800 mujeres productoras y recolectoras de nueces, así como de 36 mujeres empleadas por esta cooperativa, que proporcionan manteca de karité de una calidad excepcional.
La planta de karité enriquece Karité Karinga con sus virtudes nutritivas.
